Cuando hablamos de trazabilidad, nos referimos a la implementación de procesos o procedimientos que permiten tener certeza del origen y el recorrido, en un ciclo productivo, por el que pasa una materia prima o producto.
Por lo tanto, los sistemas de trazabilidad permiten asegurar el origen de un producto o materia prima. Para el caso de aceite de palma, tanto sistemas de trazabilidad basados en monitoreos y análisis satelitales, son relevantes porque se constituyen en una base técnica para asegurar que el cultivo fue establecido y desarrollado desde su inicio, libre de deforestación; se puede demostrar que no hubo sustitución de bosques para el establecimiento de la plantación del cultivo de palma. De acuerdo a lo robusto del sistema, inclusive se puede llegar a tener mayores detalles propios del cultivo, como materiales genéticos cultivados, prácticas agronómicas que fueron empleadas para cosechas específicas, entre otros.
Esto permite que los actores de la cadena de valor de la agroindustria de aceite de palma puedan tener certeza de que el proceso de cultivo ha sido limpio y está cumpliendo con prácticas sostenibles. La trazabilidad puede ir desde el cultivo hasta el uso de la materia prima en productos finales.
Guatemala, siendo el sexto país productor de palma a nivel mundial, ha desarrollado sistemáticamente la implementación de buenas prácticas apegadas a sostenibilidad, en la producción de aceite de palma. Entre esto, se destaca el “Sistema Nacional de Monitoreo Satelital para el Desarrollo Sostenible de Aceite de Palma”, programa promovido por GREPALMA, una asociación sin fines de lucro que de pequeños, medianos y grandes productores de aceite de palma en Guatemala, que reúne esfuerzos para la palmicultura sostenible como una opción viable para generar oportunidades de desarrollo. Este sistema se implementa en conjunto con Satelligence, una organización holandesa especialista en monitoreo satelital casi en tiempo real, con la que se ha construido una plataforma robusta de monitoreo satelital que tiene cobertura en el 33% del país, aunque el cultivo de palma ocupa solamente el 1.6% del territorio nacional.
Este sistema, que hace uso de tecnología e inteligencia artificial, monitorea los cambios de uso de suelo que se van presentando en las áreas de estudio con potencial desarrollo del cultivo de palma; esto para asegurar que no hay despejes de bosque en donde se está estableciendo o se va a establecer nuevas áreas de cultivo de palma.
Asimismo, los productores guatemaltecos previo al establecimiento de una nueva plantación, están sujetos a desarrollar lo que se conoce como “estudios de nuevas plantaciones -NPPs-”; en estos, se hace un análisis detallado de las áreas a cultivar para identificar zonas que puedan ser de alto valor de conservación y asegurar su protección, así como asegurar que el cultivo no se establezca en zonas frágiles, entre otros factores. Estos estudios son verificados por terceras partes para asegurar que no se incurra en deforestación y así se garantice la sostenibilidad del cultivo.
Oportunidades en el mercado europeo
El mercado europeo tiene objetivos medioambientales estrictos y uno de ellos es lograr ser una de las regiones carbono neutral al año 2050; a partir de ello busca el abastecimiento de materias primas libres de deforestación y garantizar una cadena de suministro sostenible.
Aproximadamente el 70% del aceite de palma de Guatemala está actualmente certificado por estándares internacionales de sostenibilidad como RSPO* e ISCC* y es el principal producto de exportación del país hacia la Unión Europea, por lo que cumplir con asegurar la cero deforestación le brinda a Guatemala una ventaja competitiva relevante para mantener el comercio con la Unión Europea.
Europa requiere de casi 3 millones de toneladas métricas de aceite crudo de palma para su producción de alimentos de consumo humano y animal, así como para la producción de oleo químicos y biocombustibles. Se estima que este consumo crezca por el comportamiento de la demanda, pero debe asegurarse su trazabilidad.
Artículo elaborado por Karen Rosales, directora ejecutiva de GREPALMA
*La certificación RSPO asegura el compromiso y cumplimiento de los requisitos de sostenibilidad en la producción o manipulación de aceite de palma.
*La Certificación Internacional de Sostenibilidad y Carbono (ISCC) es un programa de certificación internacional para la producción de biomasa y bioenergía que se enfoca en la sostenibilidad del uso de la tierra, la trazabilidad y la verificación de gases de efecto invernadero a lo largo de toda la cadena de suministro.